Nació en Yunquera el 17 de marzo de 1912 y murió en Arroyo Bujía (Álora), el 15 de noviembre de 1936, con 24 años.
Detenido en su pueblo, al ser delatado por una vecina, lo trasladaron a Álora, donde sufrió un martirio de ocho días, con palizas de tres horas y corrientes elétricas diarias. Le llevaron prostitutas para que rompiera su voto de castidad, pero las rechazó. Entonces, los milicianos cogieron una navaja, y le cortaron sus partes.
Conducido al arroyo Bujía, lo abrieron en canal, le llenaron el vientre de gasolina y después le prendieron fuego. Mientras tanto, el seminarista sólo decía: “¡Os perdono como Cristo perdonó a sus enemigos!”, “¿No sabéis que lo que me hacéis a mí se lo hacéis al Señor?” y “¡Ya lo estoy viendo, ya lo estoy viendo!”.
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